Calipigia supone una oda, un homenaje a la belleza, no entendida al modo clásico, sino al del siglo XXI, a esa belleza artificial, nacida de un quirófano, de una clínica estética, esa belleza esculpida a golpe de bisturí, de toxina botulímica y de implantes que realzan. La belleza soñada, nunca antes alcanzada de manera tan fácil.

Esta colección cuenta una historia, muestra un proceso quirúrgico a la inversa, comienza por el resultado, una piel tersa, estirada, modificada por el bótox, a través del látex se pretende reflejar esa sensación.

Pero si tratamos una intervención de cirugía estética a la inversa, tras el resultado final tenemos los vendajes blancos, recién cambiados, la malla blanca nos evoca directamente a esa imagen; previo a esas vendas, encontramos los vendajes ensangrentados, con restos de sangre coagulada, el tejido de red rojo, representa esa textura, nos transmite esa sensación.

Para reflejar los tejidos musculares se ha creado un tejido propio, sobre tul color tostado, añadiéndole cintas de bies de raso en tonos burdeos y beige.

Se podría decir que los cirujanos plásticos construyen los Frankenstein del siglo XXI.

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